Anteayer vi en la calle a una niña haciendo algo que yo misma hacía cuando era pequeña… bueno, hace no mucho: darle al hulahop.
¡Qué genio gastaba! ¡Qué ritmo! Y sí, ¡qué tiempos, cuando yo también era capaz de pasarme horas moviendo cintura y caderas para que el aro no tocara el suelo!
Lo curioso es que esa diversión, que para las niñas es puro entretenimiento, puede ser para nosotras las mayores una original manera de conservar algo que perdemos con el paso del tiempo. Y no, no me refiero a la paciencia: me refiero a la cintura.
En efecto, 5 minutos diarios constituyen el perfecto ejercicio para reducir la cintura. Algo que no es nada fácil, más bien lo contrario: de hecho, independientemente de los kilos que pesemos, la cintura tiende a desaparecer con la edad. Y si bien ese procedimiento no es completamente reversible, hay ejercicios físicos no muy exigentes que te ayudarán a contenerlo.
Pero hay otros. Os sugiero tres:
1) Coge un bastón, o un palo largo, o una escoba. Clava los pies en el suelo, a una distancia de unos 40 centímetros entre sí. Coloca la vara a tu espalda, sujetándola con las dos manos a la altura de los omóplatos. Sin separar el palo de la espalda (es decir, manteniendo la espalda recta) gira tu cuerpo hacia la izquierda. Vuelve al centro, y gira a la derecha. Vuelve al centro y repite el ejercicio 30 veces de cada lado.
2) En la misma posición: pies bien clavados en el suelo a la anchura de los hombros, espalda recta (pero sin palo). Deja caer los brazos a ambos lados del cuerpo y luego, como si te pesaran (e incluso con la ayuda de unas pesas), deja caer el brazo izquierdo sin separarlo de la pierna como si quisieras tocar el tobillo. Sube, lentamente. Haz lo mismo con el brazo derecho. Sube y repítelo todo 30 veces.
3) Acuéstate (en la cama si el colchón no es muy blando, sobre una colchoneta) boca arriba, flexionando las piernas hasta un ángulo de 90 grados. Vaya, colócate como si estuvieras sentada. Entonces, manteniendo las piernas juntas y en ese ángulo, gira lentamente hacia la izquierda. Vuelve a «sentarte» y gira hacia la derecha. Y así, 30 veces.
Son tres ejercicios para reducir la cintura que, transformados en rutina diaria, te resultarán de gran ayuda. Eso sí, no te engaño: es conveniente trabajar también la zona abdominal. Ay sí, es oír la palabra «abdominales» y sentir agujetas… pero nada se consigue sin esfuerzo. Así que, además de los tres ejercicios propuestos es importantísimo mantener un tono adecuado en la musculatura abdominal.
Supongo que no hace falta que te aconseje rutinas para fortalecer esa zona, porque todas conocemos alguna (aunque sólo sea porque nos la recomendaron y nos negamos a hacerla). Elige la que te resulte más adecuada. Y créeme, en esto como en todo lo demás la pereza no es buena consejera.
En fin, no se trata de tener una cintura de avispa (vaya cosa, poco natural y, sospecho, nada sana) pero sí de tener una cintura bien marcada.