¿Cuántas veces lo habremos oído? ¡Me duele la espalda! ¿Y cuántas lo habremos pronunciado?
Y lo peor es que no sólo nos duele al cabo de una jornada especialmente fatigosa, tras horas y horas atornillados a la silla de la oficina o de pie sin casi cambiar de posición, y es que en demasiadas ocasiones nos levantamos con la molestia puesta: el dolor de espalda.
¿Qué hacer? ¿Cómo evitarlo?
Evidentemente, hay patologías que requieren tratamiento médico. No entraré hoy en eso. También es obvio que una vida sana, un peso adecuado, la práctica cotidiana de ejercicio físico… todo eso contribuye al bienestar general, y al de la espalda en particular.
Pero los consejos que os voy a dar, fáciles de seguir y enormemente efectivos, os permitirán cuidarla tanto durante el día como durante la noche. En este post hablo de cómo lograr un descanso reparador.
- No se en qué postura duermes, pero sí en cuál deberías dormir para que la columna vertebral se recomponga: boca arriba (mejor aún con un cojín debajo de las rodillas, de manera que la espalda quede totalmente recta y en contacto con el colchón) o de lado, nunca boca abajo.
- No se cómo es tu cama, pero sí cómo debería ser: lo suficientemente ancha y larga como para que puedas estirarte sin perder el apoyo, y dormir sin miedo a caer; con un colchón firme pero no pétreo, sino adaptable a las curvas de la columna vertebral; y con una almohada cuya altura te permita mantener el cuello en el eje del tronco.
- No se cómo te incorporas de la cama cuando suena el despertador (o después de remolonear un poco), pero sí cómo deberías levantarte. Porque hacerlo correctamente protegerá tu espalda y permitirá que el sistema circulatorio se adaptarse al cambio de postura (evitando así los mareos). Te describimos el movimiento ideal en cinco pasos, que parecen muchos pero que, una vez interiorizados, se convertirán en una rápida rutina:
- Colócate de lado cerca del borde de la cama.
- Desliza las piernas hacia fuera.
- Incorpórate apoyando el codo en la cama.
- Permanece sentado ya con los pies en el suelo durante unos segundos.
- Levántate con la espalda recta o, si acaso, ligeramente arqueada hacia atrás.
En otro post te contaré cómo cuidar de tu espalda cuando estés de pie.